cuchillos casi vivos (-69)
Al pasar acaricia los trigos, los roza apenas con una mano, una cadera... El suyo es el gesto de quien se sabe ladrona de todo el oro del día, y brilla en sus manos.
En verano me asaltaban las visiones: la de una sirena veraneando en mi bañera, la de mi tío Roberto saltando sobre el tejado con unas alas de pega... me veía a mí mismo en casa, pensando en llamar al afilador que pasaba por la calle con su armónica y sus cuchillos, navajas, tijeras... el afilador.
El afilador, con sus cuchillos casi vivos para cortarse uno las alas o la lengua y enterrarlas en el huerto, ahí, tan a mano.
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