<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar/15391187?origin\x3dhttp://chancharrasmancharras.blogspot.com', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

24 agosto 2005

arde Coimbra (-90)


Vivíamos acostumbrados al reflejo partido en cientos de reflejos repartidos por toda la casa. En verano ardían los bosques a nuestro alrededor y desde la ventana del salón los contemplábamos maravillados, casi hipnotizados, sin saber que no sólo perdíamos árboles, que también se nos iban las sombras, las hojas, todo rastro de animales y la esperanza de ver llover, crecer o correr agua, hierbas y animales no sé bien en qué orden. De puro seco, el verano acababa agrietándose como las viejas fotografías.

Nunca le dijimos a nadie que nos gustaba jugar con cerillas.